Heraldo de Aragón. 10 enero de 2014
La Tribuna
El Parlamento europeo aprobó el
10 de diciembre el nuevo protocolo pesquero Unión Europea-Marruecos.
Precisamente, el día internacional de los derechos humanos y a pesar de que el
artículo 3.5 del Tratado de la
Unión Europea determina que “en sus relaciones con el resto
del mundo, afirmará y promoverá ... la protección de los derechos humanos, …,
así como al estricto respeto y al desarrollo del Derecho Internacional, en
particular el respeto de los principios de la Carta de Naciones Unidas”. Sin embargo, los
europarlamentarios aprobaban, 310 votos a favor
y 204 en contra, el mencionado protocolo. Ese mismo día, los saharauis
que protestaban contra el acuerdo eran torturados y apaleados por la policía
marroquí. Marruecos es la potencia ocupante y, conforme a los Convenios de
Ginebra, no puede explotar las riquezas naturales del territorio, ni las aguas
que lo rodean. La potencia administradora es España y así consta en Naciones
Unidas. Durante la vigencia del anterior acuerdo se permitió pescar en sus aguas,
aunque ni este protocolo ni anteriores acuerdos determinaban los límites
territoriales a los que resultaban de aplicación. El protocolo es un acuerdo
nulo por permitir explotar ilegalmente los recursos del pueblo saharaui, contribuye
a financiar la ocupación bélica marroquí y a perpetuar una acción ilegal y
contraria a la libre determinación de los pueblos. La explotación de los
recursos naturales corresponde al Pueblo Saharaui y él debe ser el beneficiario:
no los colonos marroquíes ni los pescadores europeos. Los colonos, además de
sufrir explotación laboral, fueron traídos para desvirtuar la celebración de un
eventual referéndum de autodeterminación y, en la actualidad, son utilizados -a
demanda del ocupante marroquí- como fuerza de choque contra los saharauis. Los
pescadores europeos deberían dirigirse al legítimo representante del pueblo
saharaui, el Frente Polisario, para negociar el aprovechamiento de estos
recursos. En cambio, es bien conocido quien se beneficia de la pesca: el
invasor marroquí y sus compinches. Los que pretendieron erradicar al pueblo
saharaui con bombardeos de napalm y fósforo blanco. A modo de ejemplo, en
septiembre de 2012 fallecía en accidente de tráfico, entre Dajla y Bojador, Idris
Benslimane, uno de los personajes que dominaba la pesca en la región de Dajla,
gracias a la influencia de su tío, el general de la Gendarmería real
marroquí Housni Benslimane e imputado por genocidio contra el pueblo saharaui
ante la Audiencia Nacional.
Hay que recordar que la
Primavera Arabe tuvo su inicio en el Campamento Gdeim Izyk, como
protesta por la falta de trabajo de los saharauis y el expolio de sus recursos.
Hoy 21 de los líderes del campamento permanecen en prisión condenados ilegítima
e injustamente por un tribunal militar marroquí, a pesar de que el Parlamento
Europeo exija “la liberación de todos los presos políticos saharauis”. Si la
esquizofrenia del Parlamento Europeo es preocupante, mayor indignación produce el
voto de los europarlamentarios españoles, a las traiciones del PP/PSOE (exceptuando
a Vicente Garcés) se añaden las claudicantes abstenciones de CDC, UPYD y PNV.
Los europarlamentarios españoles que, con su voto, favorecieron la aprobación
de este acuerdo, a pesar de la responsabilidad histórica de España, en lugar de
contribuir a la solución del conflicto han pasado a formar parte del problema. Una
nueva felonía al pueblo saharaui que no debe quedar sin respuesta en las
próximas elecciones europeas que se celebrarán en el 2014.
Luis Mangrané Cuevas.
Observatorio aragonés para el Sahara Occidental
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