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Los conflictos del Sahara Occidental y Palestina
Heraldo de Aragón, La Tribuna
26 de agosto de 2014
Los conflictos
del Sahara Occidental y Palestina tienen elementos comunes y diferencias. Israel
somete a la población palestina a crueles y recurrentes masacres, este verano inflinge
un castigo colectivo a la asediada población de Gaza, bajo el pretexto del
asesinato de tres adolescentes israelíes y rompiendo un alto el fuego que
durante 19 meses respeto Hamas. En el Sahara Occidental, donde se vive un alto
el fuego desde 1991, la represión marroquí es, principalmente, policial. Unos
territorios ocupados militarmente en clara violación del Derecho Internacional
y a pesar de los pronunciamientos de diferentes organismos de Naciones Unidas que
así lo declaran. En ambos casos hay un muro que sirve para consolidar y perpetuar
la ocupación. El muro israelí construido en Cisjordania fue declarado ilegal
por la Corte
Internacional de Justicia de 9 de julio de 2004. En el caso del Sahara Occidental el muro de
la vergüenza de 2720
kilómetros fue construido en sucesivas etapas, con
asesoramiento militar israelí. La construcción data de la época de la guerra
contra el Frente Polisario para intentar detener los ataques de las guerrillas
del movimiento de liberación nacional saharaui y proteger el “triángulo útil”
(ciudades del Sahara y reservas de fosfatos) y su trazado se compone de
diferentes muros de arena, protegidos por búnkeres, minas, radares y bases de
soldados. Los campos minados que lo rodean tienen abundantes explosivos de
procedencia española y es que, desde Suárez hasta Rajoy, todos los gobiernos
españoles han suministrado material bélico al invasor marroquí. Una situación
intolerable, aunque desde la promulgación de la Ley 53/2007, de 28 de diciembre, sobre el control
del comercio exterior de material de defensa, manifiestamente ilegal. Noam
Chomsky, intelectual norteamericano y judío, en una reciente entrevista
destacaba que hay que distinguir entre la retórica y las acciones de un
gobierno y ponía como ejemplo la declaración de Obama condenando la reciente “violencia
de las dos partes” que fue acompañada por el envío de más ayuda militar a
Israel.
En el caso del Sahara Occidental seguimos vendiendo armas a Marruecos,
a pesar de que la
Audiencia Nacional, en un auto de 4 de julio de 2014, recuerda
que “España de iure, aunque no de facto, sigue siendo la Potencia Administradora
del territorio, y como tal, hasta que finalice el periodo de la
descolonización, tiene las obligaciones recogidas en los artículos 73 y 74 de la Carta de Naciones Unidas”.
El 22 de abril, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos dictó una sentencia condenando a España en un caso de asilo de
varios saharauis, resolución en la que negaba a Marruecos ningún título
jurídico justificativo de su ocupación. Sin embargo, en 2013, vendimos material
militar a Israel y a Marruecos. Este mes de agosto el Gobierno español anunciaba
la suspensión de la venta de armamento a Israel. En 2011, hizo lo mismo con países
del Oriente Próximo y del Norte de África en los que se estuviesen produciendo
revueltas, una decisión de la que se desconocía su alcance pero sí que fue
levantada en mayo de ese mismo año. Volviendo a Chomsky, éste advertía que
Israel sufrirá una degeneración moral y afirmaba que lo único que puede cambiar
es si Estados Unidos rectifica su política, poniendo como ejemplo el caso de
Indonesia-Timor Oriental cuando Clinton, finalmente, dijo a los generales de
Indonesia "se acabó el juego" y se retiraron inmediatamente. Ante los
engaños de los gobiernos que se limitan a formular declaraciones retóricas exhortando
a las partes a negociar, mientras arman al ocupante o negocian acuerdos que
permiten el despojo de recursos naturales (acuerdo pesquero UE-Marruecos), la
ciudadanía debe exigir un cambio en la política real de sus gobiernos, funcionó
en Sudáfrica (boicot de productos y sanciones). Que Israel y Marruecos terminen
sus agresiones al pueblo palestino y saharaui depende de que pierdan el aval
político de sus padrinos occidentales.
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